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Es mi mayor deseo (si es que algún deseo me sobra) que llegue a tus manos este papel arruinado por mis palabras.
Debo informarte que de este lado del mapa el mundo es cruel y me exigen salir desnuda a las calles. Claro, no creo que seas capaz de comprenderme: en este sentido, del otro lado, de tú lado, es anormal vivir con ropa. Pero aquí es donde me encuentro yo. Desnuda, y con la obligación de mostrar a todos la deformidad en mi pecho de la que te he hablado. Claro, no creo que a ti te cause impacto alguno que la mencione, pero lo cierto es que de este lado del mapa las miradas apuntan todas a aquello que yo veo muy pocas veces. Por miedo, claro.
Toda esta gente me desagrada. Me desagradan sus figuras: ¡Son todos iguales! Ahora que pienso, mucho tienen que ver contigo. Ellos también se esconden entre palabras. Las sutiles y las políticamente correctas son las peores. Todos perfectamente cubiertos de frases y pensamientos construidos de palabras. Claro, se pierde un poco el pensamiento. Odio las palabras de este lado del mapa, y encima, yo estoy desnuda. Desprovista, disléxica. Pero... tengo pensamientos construidos con otro material. Claro, no tienes por qué comprender lo que digo, porque yo lo digo desnuda desde este lado del mapa, y tú decodificas siempre metafóricamente.